Revista Internacional de Poesía: "Poesía de Rosario" Nº 21
  Alfredo Pérez Alencart
 



 

CARTOGRAFÍA DE LAS REVELACIONES. ALFREDO PÉREZ ALENCART
Editorial Verbum, Trilce Ediciones, Salamanca, España. 2011.


Abordar esta “Cartografía… es sin duda que se nos está ofreciendo acompañar en viaje al autor y no a cualquier viaje, sino al de las revelaciones que componen la obra.  Y quien habla de revelaciones alude a lo que asoma y asombra y sale del silencio para que lo sagrado sea dicho. Pero lo sagrado no es solamente Dios como en el poema “De lo siempre Amado”, es el poeta y su palabra, la exquisitez de estar “alquimiándola  en el sistema solar del éxtasis…”(…)”en la relojería de Enigmas / Misterios / Milagros / mordedura del Hacedor a precio de rescate soltando perdón…”  Es tan hondo el sentido de lo Trascendente como pendular yendo hacia lo más inhóspito de lo decadente, es por ello que en ese movimiento su poesía APA va desde la consumación eucarística hasta la decrepitud de las formas y convenciones que lo exasperan “(Abre tu boca/la Vida está en la LLAGA/ lejos de los prelados/lejos del óbolo /a las estatuas…)” invitación a la celebración de la Vida verdadera que se le ha revelado y la profunda fe en la Sagrada Llaga de Jesús, protectora y vibrante todavía para los creyentes, pero atención: sólo eso, la luz viva del Cristo y su encuentro en la común unión con su Espíritu, no en todos los escenarios proclives al status quo de lo institucional que queda a años luz de la sabiduría del místico “el siempre Amado en el horizonte impar de esta Babel” pone el acento en la más ambiciosa de las cartografías, el camino hacia el encuentro del misterio total como lo hace Santa Teresa de Ávila, en Las Moradas Interiores, quien viaja también hacia su íntima revelación, aquella que fuera como San Juan de la Cruz, emblemas de la Orden del Carmelo en España, y que viniera a América para convencernos  de que “Vivo sin vivir en mí,/y de tal manera espero,/que muero porque no muero.… es retomada por Pérez Alencart para decirle…“aléjate de las aves de rapiña…” (…) “No más inquisiciones”.  Debo reconocer que este poema es de una fuerza entregada y transparente, tal vez porque como él la vida de la santa-poeta y su fe es todo lo contrario a la intemperie. Es la revelación palpable de la teología más pura y más trascendente. Así también en este primer grupo de poemas, toma a Fray Luis de León nacido también en Ávila, España, citando de su “Oda XVII – “En una esperanza que salió vana” el verso:“Guardad vuestro destierro, que ya el suelo no puede dar contento al alma mía” finiquita el recorrido de este primer tramo confirmando la conclusión de las sorpresas y no digo asombro sino sorpresas, por lo inesperado del abordaje, ya que también citando a Alvaro Mutis dice “¡Ay desterrado! Aquí terminan todas tus sorpresas” y pareciera que el trayecto ha concluido.  Sin duda, al leer la solapa del libro, encontramos  el dolor de estos caminos. Reconocido  en Castilla y León  por Andrés Quintanilla Buey, Presidente de la Academia Castellana y Leones de la Poesía, quien dice que el poeta “forma parte de un milagro por la alta calidad de su obra. Desde otro lado del mar nos llegó para nuestra fortuna…” o bien de Max Alhau que es  Premio “Antonin Artaud” y Crítico de la Nouvelle Revue Française y otras publicaciones de ese nivel, aludiendo al autor dice “…nos llega como un testimonio de lo sagrado y aún tiende a sacralizar lo profano…” o Antonio Colinas -Premio Nacional de Poesía en España- nos asegura que el poeta “es palabra contracorriente” y que “arriesga en la forma y arriesga en el contenido”. Finalmente Ricardo González Vigil. -Catedrático de la Universidad Católica del Perú-  nos pone en el costado aquél que Fray Luis de León y Álvaro Mutis nos ubicaran “En el Perú no goza del reconocimiento que se merece como uno de los poetas más personales y admirables de los últimos lustros”. Vientos contrapuestos. Hay miradas de quienes pueden adolorar y palidecer el trabajo exquisito, hondo y de potente tenor de poetas como Pérez Alencart, quien hace de su experiencia una obra con la alta calidad de estos textos. Animado, pausado, con la contemplación a mano, y un oficio puesto en la sangre como un don no gratuito,  arriesga -como ya lo dijéramos- en el “Poema Final” a rematar su recorrido con los siguientes versos “Al silencio mayor voy quitándole musgo/y así no hay más grito, ni ruido, ni coplas / resbalando sus uñas o acuchillando luces. / Tierna hogaza de regocijo, tan alta mudez / abejeando en mi sangre su paz sin espinas”. En el primer capítulo de la obra, da en llamar a Santa Teresa de Ávila por su verdadero nombre Teresa de Cepeda y Ahumada, a San Juan de la Cruz lo cita de igual modo  en “Comunión con Juan de Yepes” y también lo nombra como “El juglar de Fontiveros”, sitio donde nació el santo poeta. “..aunque es de noche en Ávila,/ guardo como sol de mediodía / este abrazo con mi hermano mayor.”  Es luz lo que evoca en medio de las oscuridades a las que los poetas han sido arrojados tantas veces, pero Pérez Alencart sabe donde fulgura el espíritu del éxtasis que alumbra la vida interior.
Es destacable también el poema titulado  “Despidiendo a Weastphalen”  en homenaje al preeminente poeta nacido en Lima en 1933, en el que vuelve a invocar  a Teresa y a Juan que acompañen con “…estremecidos candiles para el retiro nocturno de Emilio…”
Pérez Alencart gusta de vocablos fuertes existentes y de los que él a modo de neologismos incorpora Ej.: “alquimiándola” como dijimos al comienzo, para definir trasmutación y transformación, es aquello que cambia pero fundamentalmente evoluciona, la mezcla hallada que hace que sus poemas sean una constante búsqueda de trasmutar la realidad como cuando dice “nos toca cortar la noche en rodajas” (a propósito de José   Hierro,  in memoriam) poeta  perteneciente a
la Generación del Medio Siglo, nacido en 1922.  En rodajas va cortando para seccionar, revisar, comprobar, sentimientos y aflicciones, compartir con su colega “de inmensidad a inmensidad” esa poesía que los alimenta e informarle que su muerte ha dejado  sus “gargantas heladas”. Enorme reconocimiento que se le pueda hacer a quien comparte el oficio y se lo respeta.   Sigue siendo pasión y encendida palabra también en los capítulos:  “Los rumbos del viento”,   en el que en el poema titulado “Cuatro” con acento coloquial casi narrativo, abandonando el imponente discurso previo, dice “De niño vi cómo el viento hacía volar a Marilyn Monroe./Ella asomaba desde la hoja de un calendario que el viento/ había arrancado del desvencijado taller/donde arreglaban la moto Honda chacarera de mi padre (…)Todavía   hoy me froto los ojos y ella aparece ondeando clarísima sobre el aire” (…)”Voy creciendo/pero sigo esperando aquel mismo viento”. De “Otro cuaderno para Jaqueline” elijo el “Mujer de Ojos extremos” precedido por una cita “En tus ojos/ relumbra la noche / de la primera / vez.” . El poeta pide a esa mujer angelical en una imploración flamígera: “cuídame hasta la última edad, diluvia en mi fisiología, relaciónate, relígate, ora conmigo ahora y en la hora del gozo, del llanto de la exacta realidad, creando a fondo la comunión carnal y los vientos favorables del espíritu…  y nuevamente esa alquimia que va sacralizando todo acto humano inunda el texto, entre el vértigo y la contemplación, está el poeta y su estado de re-unión.  El capítulo  “En días como estos”  Alencart va dejando el rastro de el tiempo actual,  de esta contemporaneidad que nos agobia, es un cronista que plasma la desolación, la guerra, los trofeos inexplicables, y en el poema “Un coche bomba explotó el mismo instante que Hasan Kufi se estaba casando” aparece ese historiador-poeta que desde el título semejante al  titular de un diario, nos pone en aviso de lo que vendrá. Poema de la terribilidad del hombre contra el hombre, del desmadre, de la desesperación.  Allí  Bagdad, el Tigris, la Mesopotamia, Irak, la boda y la muerte, todo junto, atraviesa al poeta, es agónico, insuperable. Concluye la devastación diciendo: “Se está calcificando el odio y de plomo parecen los cielos/con su ventisca de lágrimas”. Así arribamos a “Los puntos cardinales” que son “sus” punto cardinales, vale decir,  su marcha, su cartografía, ese mapa destinal que lo llevó a pisar, a heredar, a elegir y a adoptar, distintas regiones tanto  de América Latina como de Europa.  Entonces, la confesión de la patria, y cuál patria cuando se es un poco de cada una. Revisemos: Primera: la patria de la lengua y de la “leche verde que va nutriendo el goce tras comer y dormir…” y a modo de  definirse  dice: “Soy un peruano con muchas patrias: por eso nunca me ha lacerado la soledad / ni me hace lagrimear el humo/del desarraigo(…) Soy un peruano/pasen hasta mi corazón y vean(…)Mi Perú es mío y sólo lo comparto/con quienes hallan en mi voz su tremenda / identidad mestiza / por los cuatro costados…”. O la Segunda Patria cuando ido a España siente que es “el fruto de tantas resurrecciones” y agrega: “Este es el suelo/donde daré el paso final un día de invierno…” así entre el origen y el lugar elegido para ser feliz el hombre va delineando la travesía, se es de un sitio al que va  “poniendo  esparadrapos a su nostalgia”  pero se anida en su “unigénito (…)gestado en esta morada levantada/ más arriba del olvido”. Brasil, Tercera Patria, la de sus ancestros, sede del mestizaje caliente y emigrante,  el poeta hace percutir  en el lector con su comienzo desde la negación: “No quiero verte(…) sino sentirte mientras palpo tanta tierra tuya bien caliente, aún temprano(…) Yo no deseo verte Brasil: deseo que hiervas en mis labios sin bagunçar / y me derrames tu polen sin cacarejo(…) tú no eres mi  Patria ni mi Tierra Prometida(…) por ti no tengo que cantar/ con una máscara sucia / ni disfrazarme de acreano o cearense / de habla atrapalhada.(…)Tú, / Brasil / eres algo mío / que sigue creciendo / en los relámpagos de mi infancia”. Cuarta Patria: Bolivia, es la tierra de las fraternidades y donde elige mujer para desposar y en un acto “a viva voce” asegura: ¡Aquí mi sangre más allá de los mapas! (…) ¡Aquí hundo mi voz paridora de fraternidades!.  Quinta Patria. La elegida  a la que define como “…brisa respirada lejos del álgebra del fracaso/ y de las bengalas malditas…”(…) Venezuela, / ¡préstame un poco de tus muertos / y deja que los frote adentro de mi corazón”. Sexta Patria: Portugal,  patria de poetas amados: “Dónde estás Florbela? Se pregunta por la precursora del movimiento feminista nacida en Vila Viçosa  el 8 de diciembre de 1894 y que elige suicidarse el mismo día de su cumpleaños en 1930. “No hay tiempo adverso para esta visita / iluminando cada día vacío…” a ella se suma Albano Martins nacido en  Fundão en 1930 y al grande Antonio Salvado, nacido en Castelo Branco en 1936.  A todos ellos les dice que “No es breve el Amor que queda / cuando explota la Verdad que la multitud olvida / vagando locamente sin sentir / ni corregir sus sueños”. Portugal tierra de poetas  del  “linaje con rotunda dulzura” y se dice a si mismo “hijo mayor que le llegó de América”. Séptima Patria, Ecuador.  Vértigo, color, brillo, las esmeraldas y Otavalo. Ciudad con más inserción indigenista impregnada de furiosa sensualidad, donde “marimbeando”  se unen África y América como si la danza expulsara aquellas pesadas esclavitudes que dieron origen a la negritud poética, la homenajea con una estrofa que clarifica la elección de este último punto cardinal de su viaje: “Mi poesía es oración enroscada a los congéneres empobrecidos, mi poesía heredó una semilla que pertenece a las migraciones del mar…”.Alfredo Pérez Alencart: una vibración, una plegaria, un voto al espíritu divino, al éxtasis, al hombre simple y a la veneración de la palabra “poiesis”.

Alfredo Pérez Alencart: una vibración, una plegaria, un voto al espíritu divino, al éxtasis, al hombre simple y a la veneración de la palabra “poiesis”.

Ana Russo

 
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